Imagínese un juego donde hay
diferentes partes de animales. Usted agarra las patas de un gallo y se la pega
al cuerpo del gallo. Después toma la cabeza del gallo y se lo pega a las patas
y al cuerpo que tenía ya unido y así consigue armar un espléndido gallo. Todo
bien. Pero si quiere hacerlo gracioso, toma las patas del gallo y se la pega a
la cabeza y donde iba ésta pone el cuerpo. Resultará un animal absurdo y se
reirá. Pero también puede hacer otra cosa. Tome las patas del gallo y le pega
el cuerpo de una vaca y a eso le agrega la cabeza de un pez y obtendrá un
animal extrañísimo que le podrá dar mucha risa. Entonces, mientras más
creatividad y sentido del humor tenga, mejor será el juego; es decir, le dará
más placer, se divertirás más.
Pues eso mismo pasa con las
palabras si juega con ellas. Las partes de cada animal serán las letras que
forman una palabra y entonces la cambiará formando nuevas palabras cómicas,
eliminando o añadiendo letras, también intercambiando el orden de las palabras
en frases y oraciones, o usando palabras con dos significados distintos. Pero
no sólo palabras escritas, se puede uno divertir también jugando con los
sonidos de las palabras.
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